Tuesday, January 14, 2014
Llorando y riendo, que es natural.
Hoy vuelvo.
Soy otra.
Nuevamente. Otra.
Hoy duele la muerte y salva la vida.
Hoy mientras mi tiucha Zulma
está dejándonos unos últimos respiros
en una cama de hospital de provincia,
Nicole, mi princesita, me cuenta por teléfono que ha descubierto
un nuevo género: el spaghetti western.
Y con una carcajada armamos un rápido y predecible elenco de fideos
para representar al héroe vaquero, la damita desvalida, el apache y los forajidos.
Reímos por teléfono y ella me dice: "Bueno, adios tía, me voy porque se me enfría la cena"
Y es ahí donde las fichas arman toda la pieza.
Y el dolor se integra a una mansa alegría.
Mansa por no ser eufórica.
Mi chiquita viviendo su infancia, con toda la naturalidad, frescura e inocencia que es deseable.
Mi tía muriendo, con toda la decadencia, tristeza y vulnerabilidad que puede tener la muerte.
Y aquí estoy yo, tal vez en la mitad de estos dos puntos.
Llorando y riendo, que es natural.
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